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alkarajo

LONDON day 2 (13.enero.2009)

No deja de ser extraña la conexión que puede existir entre dos personas.

No iba a escribir esta noche, aun cuando ayer me propuse hacerlo firmemente. Pero resulta que he llegado a la habitación del hotel y he observado que el lápiz que esta mañana birlé para llevármelo al curso, había sido repuesto. Como hecho aislado no dice gran cosas. Imaginad ahora que todas las mañanas me llevo el lápiz con el que escribo estas líneas. Luego, más tarde, la persona que limpia mi habitación observa que la mesa anda huérfana de lápiz, y lo repone. Todas las mañanas sin excepción. Probablemente el tercer o cuarto día se pregunte qué está pasando, para qué los necesito. Es posible que algún día le pique la curiosidad, y quiera saber quién es el que roba los lápices. Igual intenta averiguar quién ocupa la habitación 8015. Aunque ya sabrá que soy hombre, por mi ropa colgada, por mi desorden organizado. Pero querrá saber mi nombre. Otro día intentará ver mi rostro, mi aspecto físico. Quién sabe y hasta más tarde pueda llegar a observar mis pasos para saber hacia dónde me dirijo.

Y cada vez estará más conectada a mí, sin yo saberlo. Exactamente igual que yo estoy conectado a esa persona, sin ella saberlo, porque repone los lápices cada vez que los robo, porque la pienso, sin ella saberlo.

 

No deja de ser extraña la conexión que puede existir entre dos personas.

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