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alkarajo

realmente crudo

pertenecer a una organización en la que tienes aproximadamente unos 1.300 compañeros no es algo sencillo de digerir. No es sencillo porque existen fuerzas invisibles que se tensan por todas partes. Tensiones que, cíclicamente, se quiebran y crean el más caótico de los destrozos.
Eso sucedió aquí, hace más o menos un año. Y lo más feo es que no eran 1.300, eran 1.600, y además no sólo eran 1.600, sino todos los demás que los rodean y dependen de ellos, pongamos 5.000.
Este gigante con pies de barro caerá, tarde o temprano, más temprano que tarde, y todos asistiremos impávidos, como si de un espectáculo televisivo se tratara, a su derrumbe. Y no sabremos distinguir si es un espectáculo o no, aunque todo tenga que ver con la tele. Pero la tele por dentro no es mentira, es crudamente real.

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